Esta granja no es la leche [Andoni García – Opinión]

Quería compartir en este artículo algunas reflexiones sobre este “monstruo lácteo” que es el proyecto de la macro-granja de 20.000 vacas en Soria, además de ver los impactos graves que tiene a nivel social, económico y medioambiental. ¿Cómo puede plantearse un proyecto así y pensar que tenga posibilidades reales de ponerse en marcha? ¿Cómo es posible que lo único que se valore sea la inversión, que no deja de ser especulativa, frente a los grandes impactos que este monstruo genera? Es claro, de forma general y en las instituciones en particular, el culto que se da a las grandes inversiones, sin valorar los impactos y mucho menos a las contradicciones.

Esta macro-granja, este modelo industrial de producción láctea, se pone fácilmente en evidencia y son muy claros los impactos que genera, pero la sustitución del modelo social y sostenible en la ganadería y en la agricultura por un modelo industrial es un proceso silenciado que se está llevando a cabo desde hace muchos años y la reconversión brutal en el campo lo pone de manifiesto. En el Estado español han desaparecido desde el año 2000 un 70% de explotaciones lácteas. En Hego Euskal Herria había en el año 2000 un total de 2444 explotaciones lácteas, mientras que hoy en día son 518, un 78% menos.

Las Administraciones en general, son cómplices de esa reconversión causada por las decisiones políticas tomadas en la Unión Europea, el Gobierno español y Ministerio de Agricultura y también en su aplicación los Gobiernos Autonómicos.

La política láctea y la agraria en general, llevada a cabo entre el Ministerio de Agricultura y las Comunidades Autónomas, ha sido presentar que lo “viable” y lo “profesional” o lo que había que apoyar era el crecimiento, el tamaño de las explotaciones, las inversiones, la eliminación de las pequeñas explotaciones, la eliminación de las pequeñas cooperativas y pequeñas empresas agroalimentarias. Solo la dimensión económica ha sido “lo importante”.

También en el sector ganadero y lácteo ha habido pocas voces contrarias a esas políticas. Desde COAG y EHNE-Bizkaia hemos denunciado y luchado frente a la destrucción de explotaciones lácteas, pero en muchas ocasiones, el propio sector ganadero, se creyó el mensaje: “El tamaño es lo que importa”, “si soy el más grande me salvo”, aunque estas opiniones eran la consecuencia de las imposiciones de la industria láctea y sus intereses, de las administraciones a través de sus decisiones y de la de muchos “asesores” técnicos que todavía hoy siguen en el mismo planteamiento. Ahora se entiende por qué EHNE-Bizkaia y COAG rechazábamos el crecimiento sin límites en las explotaciones y el modelo de producción al que se caminaba, a pesar del enfrentamiento que se produjo. Si la opción era crecer sin importar el modelo, con 40 explotaciones de 20.000 vacas es suficiente para sustituir las actuales 15.000. ¿Alguien quiere seguir esa carrera?

Sobre este macro-proyecto y la oposición que se necesita desde el sector ganadero, en las instituciones y en toda la sociedad, tiene que acompañarse de una reflexión profunda acerca del modelo de producción lácteo, agrario y alimentario.

En el sector ganadero; si no ponemos fin al aumento del tamaño por explotación, si no ligamos producción y tierra, si no apostamos fuertemente por la incorporación a la producción de nuevas personas ganaderas, modelos sostenibles de producción, transformación y comercialización local, si no ligamos la producción de leche a la sostenibilidad económica, social y medioambiental y a la calidad de la leche, si no apostamos por este modelo, ¿quién va a parar y cómo paramos este u otros proyectos similares o las grandes inversiones especulativas que se están haciendo también en la agricultura?

A nivel estatal, la COAG se opuso rotundamente a la eliminación de las cuotas de producción láctea, denunciamos las consecuencias, pero las demás organizaciones agrarias, cooperativas y las industrias celebraban la desaparición; en Hego-EuskalHerria, algunas organizaciones como EHNE-Bizkaia fuimos muy claros. Otros se posicionaron a favor de la eliminación del control de la producción que suponen las cuotas. Ahora se ven las consecuencias, en el Estado español hay 2.000 explotaciones menos y la amenaza real de que proyectos como esta macro-granja o similares se impongan definitivamente. Sin la limitación de las cuotas de leche, los mismos propietarios de una granja de 5.000 vacas en Caparroso (Navarra) son los que quieren instalar esta macro granja en Soria, después de que el actual Gobierno Foral no haya dado su apoyo a realizarlo en Navarra.

En las instituciones; cuando presentan estas macro-inversiones como parte del desarrollo, que expliquen a costa de quiénes o de qué se van a instalar. En este caso, se destruirían más de 432 explotaciones lácteas y más de 726 empleos, se generaría más del doble de los residuos orgánicos que se generan en Castilla y León. Y además se utilizaría tanta agua como la que consume Soria. ¿Qué tienen que decir ante esto? ¿Cómo puede justificar el Ministerio de Agricultura, que durante el otoño del año pasado y en este momento haya establecido ayudas públicas para reducir la producción por los excedentes generados con la eliminación de las cuotas y al mismo tiempo se apoye esta macro-granja que provocará de nuevo excedentes y caídas del precio de la leche a todos los ganaderos?

No se puede hablar de desarrollo con este proyecto, es especulación, es contaminación, apropiación indebida de tierra agraria de los agricultores obligados a vender, apropiación indebida de subvenciones públicas y un negocio inmediato. La población de Noviercas y Soria pueden creer que este proyecto les generará trabajo y población que en Soria, o en otras zonas de Castilla y León y en muchos pueblos rurales en todo el estado necesitan, pero no es así. Se destruyen explotaciones ganaderas y trabajo estable por trabajo precario. Este modelo en Estados Unidos sobrevive utilizando una mano de obra esclavizada y sin derechos. ¿Eso es lo que se quiere?

Por otra parte tenemos que denunciar que hoy por hoy el despoblamiento de muchas zonas rurales en estas zonas del Estado no tienen una respuesta institucional; ni el Gobierno español, las Comunidades Autónomas y la Unión Europea afrontan el problema. Y es que sus políticas son las causantes del problema.

Además, las administraciones que apoyan el proyecto o que no se opongan, deberían explicar cómo van a cumplir los acuerdos del COP21 sobre el cambio climático y la incompatibilidad de esos acuerdos con este proyecto. Teniendo en cuenta el grave problema de la falta de agua, ¿cómo pueden defender un proyecto que va a consumir tanto como la población de Soria y que deberán hacer un trasvase y grandes inversiones que no se hacen ni cuando lo necesita la población?

En la sociedad; habitualmente muchos Gobiernos nos venden estos proyectos que aparentemente generan empleo, pero sin embargo destruyen el estable; que se presentan de desarrollo pero destruyen la economía local; nos los venden como logros y priorizan la inversión externa, cuando la suma de la inversión de la población propia o la del propio sector agrario es muy superior a la de esos inversores y la que de verdad crea economía real y estable; nos venden los mercados internacionales pero sacrifican nuestros mercados más cercanos. Nos quieren convencer del movimiento financiero e inversiones, de la globalización o los acuerdos de libre comercio, cuando vemos cómo se destruye el trabajo local y la producción agraria y la alimentación local.

Cuando pienso por qué defienden estos planteamientos, es porque se defiende a una élite económica a la que se beneficia en la que están incluidos, que puede haber intereses económicos particulares, también puede haber un seguidismo de las decisiones tomadas en no se sabe qué sitios, y lo creo más aún porque lo hacen sin importarles los impactos y sin estudios suficientes sobre las consecuencias graves que generan.

Como baserritarras y habitantes del medio rural necesitamos que el conjunto de la sociedad participe en el debate y nos acompañe en las decisiones sobre el modelo económico, social y medio-ambiental que necesitamos, qué modelo de agricultura y alimentación, si quiere estas macro-granjas y grandes inversores haciéndose con la tierra agraria, especulando en la agricultura y la alimentación y por lo tanto el despoblamiento o un medio rural vivo, una alimentación sana y un medio natural bien cuidado.

Tendrá que saber, si quiere esto último, garantizarse la seguridad de unos alimentos sanos y nutritivos a unos precios justos, la conservación de la biodiversidad y un medio ambiente cuidado, que solo será posible con políticas dirigidas a sostener e incorporar en el campo muchas personas agricultoras que dispongan de una renta suficiente y unos servicios equiparables a las ciudades.

Estos macro-proyectos, como el “monstruo-lácteo” que se quiere instalar en Soria necesita del rechazo desde el sector ganadero, desde el conjunto de la sociedad y desde las instituciones para defender el futuro de un sector lácteo con miles de personas ganaderas que a su vez animen a la incorporación de los jóvenes al propio sector.

Andoni García Arriola

Miembro de las ejecutivas de EHNE-Bizkaia y COAG


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