Gorriak ikusten ari da pinua

El mal causado por un hongo ha puesto en serios aprietos a los pinos radiata. Aunque la administración y el sector de la madera buscan la forma de salvar los departamentos, no se sabe si encontrarán cura. Otros agentes quieren debatir sobre la política forestal de cara al futuro.

Iñaki Petxarroman, publicado en el diario Berria el 7 de Octubre de 2018

Basta mirar por la ventana de casa o del autobús para darse cuenta de la grave situación que están padeciendo en los bosques de algunas comarcas del País Vasco. Los pinos radiantes han sido afectados por los hongos Dothistroma pini y Lecaonosticta acicola, aumentando y extendiendo los males denominados cinta roja y cinta marrón.

Los pinares sufrían desde hace años las embestidas de la lacra, especialmente en Gipuzkoa, pero la elevada humedad y el calor que se han registrado este verano son los que más han extendido la plaga de su historia. Según los datos facilitados por los gobiernos vasco y navarro, alrededor del 35% de los pinos radiata están infectados por la enfermedad. Muchos de ellos no podrán ser regenerados, otros muchos están pendientes del fármaco adecuado o de las condiciones meteorológicas para saber si tienen o no soluciones. A pesar de los intentos de los responsables del sector y de las diputaciones, por el momento no se ha encontrado una solución. Tampoco se sabe a ciencia cierta si habrá cura. Muchos países que han pasado y superado este tipo de situaciones a nivel internacional les dan esperanzas, pero no se sabe si será posible en Euskal Herria. La crisis, sin embargo, ha despertado el mayor debate en el tiempo sobre la política forestal. A pesar de los matices, casi todos los actores coinciden: no puede ser el momento más propicio para una reflexión profunda y un debate jugoso y amplio sobre la política forestal de cara al futuro.

El uso intensivo y monocultivo del pino radiata se ha decantado en las últimas décadas por el eje atlántico del País Vasco, especialmente en Bizkaia y Gipuzkoa. Los árboles traídos de California ocupan actualmente cerca del 15% de los bosques, pero están repartidos de formas muy diferentes. Es la especie más extendida en Gipuzkoa y Bizkaia. En Navarra y Álava es bastante limitado, y en el País Vasco francés no hay ejemplares.

A pesar de los rojos, algunos no han visto de momento un acabado al pinar. Kepa Albizu, directivo de la asociación de propietarios forestales Baskegur, no pierde la esperanza: “Somos conscientes de la gravedad, pero estamos esperanzados. Hace un año vino un experto chileno y este año han llegado a nuestro país los de Nueva Zelanda. Ellos han pasado situaciones similares desde hace 50 años y han sido capaces de salir adelante. Por lo tanto, si se hace lo que hay que hacer, se puede controlar esto “.

La situación más grave se da en Gipuzkoa, país en el que hace años también aparecieron los primeros indicios de la epidemia. En palabras de la diputada de Promoción Económica, Medio Rural y Equilibrio Territorial, Ainhoa Aizpuru, “la situación es preocupante”, pero es prematuro decir si el pino lo ha hecho. “Junto con otros agentes del sector (Neiker, Hazi, Baskegur, Diputaciones Forales de Álava y Bizkaia, Gobierno Vasco) estamos tomando medidas para hacer frente a esta lacra. Aumentar los estudios, buscando encontrar ejemplares resistentes y analizando el grado de resistencia de otras especies “. También se están realizando tratamientos fitosanitarios experimentales y recogiendo información de otros países. “Los investigadores no descartan que mediante tratamientos fitosanitarios se pueda combatir esta enfermedad. Sin embargo, todavía no se ha encontrado un tratamiento eficaz “.

Los guardas forestales también han recogido la preocupación de la gente. Urko Ibáñez, secretario de la Asociación de Guardas Forestales de Bizkaia, reconoce que ellos tampoco tienen mucha información: “La enfermedad nos ha llegado de golpe y todavía no sabemos cómo actuar. La gente viene nerviosa a preguntarnos qué tratamiento pueden hacer, etc., pero no sabemos qué responder “. Albizu pide calma: “Hemos pedido a los propietarios que no entren en el Pánico. No estamos de acuerdo con el mensaje que se está dando ahora sobre los pinos de que el pino no tiene salida “.

“En beneficio de los grandes propietarios”

La situación es grave, pero. Algunas comarcas, como Bidasoa, Donostialdea y Tolosaldea, tienen una afección de más de dos tercios de pinares. Y muchos baserritarras han pedido permiso a la administración para echar los departamentos. En ese atasco se ha dejado ver la ex secretaria general del sindicato EHNE, Maite Aristegi. Tiene una plantación de pinos en Bergara y está pensando en tirarla. “Es una serie bonita, que nos ha dado mucho trabajo, que hemos limpiado con las reses… Ahora estamos pensando qué plantar después de echar el pinar: haya, cerezo… “. Aristegi echa en falta información de la administración. “Han enviado una carta recientemente y los guardas forestales tampoco saben qué hacer. Así que muchos baserritarras están tomando decisiones por su cuenta, sin saber muy bien qué hacer».