1.
Un cambio radical de las políticas públicas para apoyar un modelo de producción de alimentos basado en la sostenibilidad social, económica y medioambiental, que se guíen en los principios de la agroecología. Necesitamos producciones agroalimentarias que pongan en el centro el cuidado y la calidad de vida de las personas productoras y consumidoras, el medio ambiente, el clima, el bienestar animal y la sociedad en su conjunto.
2.
Queremos más agricultores y agricultoras en Europa, apostando por modelos familiares y sostenibles, con políticas que faciliten el relevo generacional y la incorporación de la juventud en la agricultura, que mantienen vivos nuestros pueblos y conservan nuestros ecosistemas, frente al modelo de ganadería y agricultura industrial, al que se le debe poner fin.
3.
Que se fomente desde las instituciones por la alimentación sana, sostenible y agroecológica a través de la compra pública.
4.
Que se ponga en el centro de las políticas la defensa de la biodiversidad y del territorio rural, y se priorice a las personas que viven en él, frente a la expansión de la ganadería y la agricultura industriales, la minería, los proyectos fósiles, las malas prácticas en la implantación de las energías renovables y la creación de otros macroproyectos que atentan contra la integridad y la soberanía del territorio.
5.
Que se desarrollen políticas que favorezcan entornos sociales, de producción y consumo inclusivos con perspectiva feminista y respeto de los derechos laborales de las personas trabajadoras agrícolas.
6.
Que se apueste por ofrecer servicios públicos y de calidad en el medio rural.
7.
Y, en definitiva, que se fomenten los entornos alimentarios saludables que mantienen con vida nuestros pueblos y ecosistemas y que se fortalezcan los procesos de deliberación desde una ciudadanía informada y responsable para afrontar los retos que aquí planteamos.