Greenpeace propone una «revolución alimentaria» para conseguir un «modelo sostenible»

El grupo ecologista Greenpeace apuesta por una "revolución alimentaria" que destruya el "inviable sistema actual" en favor de un modelo de alimentación sostenible. Ha iniciado una recogida de firmas por una "revolución alimentaria justa, saludable y sostenible" que "cuide de las personas productoras y consumidoras, del medioambiente y del futuro".

Elikagaiak elikadura alimentacion alimentos

[Greenpeace]

Greenpeace se pregunta cómo, "en plena emergencia ambiental, con una crisis climática galopante y perdiendo biodiversidad a un ritmo sin precedentes", se puede mantener nuestro modelo de producción y consumo de alimentos sin seguir dañando el planeta.

La respuesta es clara: una "revolución alimentaria justa, saludable y sostenible". Para generar esta "transición alimentaria" se necesita, en opinión del grupo ecologista, "voluntad, una transformación profunda en las políticas públicas y en la financiación y una estrecha colaboración con todos los sectores implicados". Propugna un modelo que "cuide de las personas productoras y consumidoras, del medioambiente y del futuro".

Para ello, Greenpeace pide poner en marcha estas medidas:

1. Establecer políticas que favorezcan una transición total hacia la producción agroecológica, con al menos el 25 % para 2030 y el 100 % para 2050. Esta se debe hacer en todos los sectores productivos y debe llevar un fondo presupuestario propio.

2. Apostar por una transición proteica a través del fomento y adopción de la dieta de salud planetaria. Para ello, es necesario aumentar la producción y el consumo de legumbres y de alimentos de origen vegetal.

3. Abandonar la ganadería industrial y sus macrogranjas. Desarrollar un Plan Estratégico de Ganadería (PEG) que permita determinar la carga ganadera máxima para cada región y reducir la cabaña intensiva hasta alcanzar un 50 % menos en 2030 y su eliminación total en 2050. Este Plan debe garantizar una transición justa en el sector ganadero sin dejar a nadie atrás.

4. Eliminar la acuicultura industrial (macrogranjas marinas). Apostar por la pesca de bajo impacto ambiental y alto valor social. Trabajar en el Artículo 17 de la Política Pesquera Común para asignar las cuotas en beneficio de los ecosistemas marinos y las poblaciones locales. Eliminar la pesca industrial e impulsar las artes sostenibles. Asegurar un 10 % de protección estricta en el mar.

5. Impulsar centros alternativos para alimentos sostenibles, como «food hubs» y mercados agroecológicos. Priorizar estos productos con etiquetado claro, compras públicas en ciudades, políticas de apoyo y precios justos.

6. Poner fin a las subvenciones ambientales perjudiciales. Eliminar las subvenciones a las grandes industrias que destruyen el medio ambiente, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Apoyar a las empresas que fomenten la transición alimentaria.

7. Asegurar un acceso prioritario a las tierras y al agua a quienes producen de manera sostenibles o transicionan hacia este modelo.

8. Generar empleo justo y digno, fomentar el relevo generacional y la integración de la mujer en el campo y el mar. Establecer políticas económicas, educativas y legales para ello. Llevar a cabo políticas de igualdad y políticas de conciliación familiar que permitan el acceso al mundo rural y marino a las nuevas generaciones.

9. Reducir el desperdicio alimentario. Crear una base estatal para poner en contacto a productores en todo el Estado y así aprovechar los insumos y planificar la producción. Se necesitan datos más precisos sobre el origen, la magnitud y las causas de las pérdidas a lo largo de la cadena de suministro alimentaria.

10. Generar una gobernanza participativa. Es importante articular recursos y políticas públicas que impulsen la creación de redes para la transición alimentaria, integrando la alimentación en otras políticas como clima, vivienda, transporte y salud. Y de esta manera, fomentar una soberanía alimentaria en la población.