Sindicatos y Etxalde hacen público el Informe de Siniestralidad Laboral de 2024

Los sindicatos LAB, STEILAS, ESK, EHNE, HIRU y el movimiento Etxalde han hecho público el Informe sobre Siniestralidad Laboral en Euskal Herria correspondiente al año 2024. El informe muestra que los datos de siniestralidad del año 2024 superan los del año 2023. Esto se debe, entre otros factores, a que no se han adoptado medidas efectivas para evitar los accidentes laborales, por lo que se mantiene la tendencia de años anteriores.

Durante los últimos años la clase trabajadora de Euskal Herria está sufriendo las consecuencias del declive y la privatización de los servicios públicos. Los servicios públicos no se han desarrollado adecuadamente, y ahora, en lugar de reforzarlos, los partidos políticos que gobiernan las instituciones de Hego Euskal Herria han optado por debilitarlos poco a poco.

No es una transformación que se haya producido de un día para otro, sino que se está haciendo lenta y progresivamente. Se están dando pasos hacia la privatización, y la calidad de los servicios está empeorando, esto conlleva el deterioro en las condiciones laborales de los trabajadores y las trabajadoras.

CONCLUSIONES

1. Los datos de siniestralidad laboral de este año confirman la reflexión de años anteriores. Los datos de siniestralidad del año 2024 superan los del año 2023, tanto en los datos gestionados por los sindicatos como en los datos oficiales. No se han adoptado medidas efectivas para evitar los accidentes laborales, por lo que se mantiene la tendencia de años anteriores. En determinados sectores es más fácil sufrir accidentes graves o mortales, como la silvicultura intensiva, la construcción, el transporte, la industria, etc.

2. En cuanto a las dolencias o enfermedades prefesionales, tanto en la CAV como en Nafarroa han sido tantas enfermedades declaradas como en 2023, pero el sub-registro que realizan las mutuas sigue siendo un vergonzoso ejercicio de fraude. Según la Organización Mundial de la Salud, entre el 30% y el 40% de todos los cánceres son causados por el trabajo, pero en Euskal Herria son muy pocos los reconocidos. El reconocimiento de los trabajadores y trabajadoras afectadas por el amianto es una dificil tarea que muchas veces llega tras la muerte. Gracias a las organizaciones que trabajan en torno a los y las damnificadas del amianto ASVIAMIE y ADAVAN, en Hego Euskal Herria hemos conocido 30 fallecimientos en 2024 por enfermedades profesionales generadas por este agente, pero dichos datos no constan en los datos oficiales. Lo mismo pasa con los problemas de origen psicosocial, que afectan de forma notoria a sectores feminizados. Estas enfermedades no están reconocidas como contingencias laborales. La mayoría de las enfermedades musculoesqueléticas derivadas del trabajo, con mayor incidencia en sectores feminizados, se tipifican como contingencias comunes para evitar la responsabilidad de las empresas. Las enfermedades profesionales siguen estando condenadas a la mayor invisibilidad, cuestión que afecta en mayor medida a las mujeres. Hay trabajos que matan y otros que no dejan vivir.

3. Los datos oficiales ocultan la realidad:

    • La comunicación de accidentes la realiza la propia empresa. Miles de accidentes leves se quedan sin comunicar y los trabajadores y trabajadoras son atendidas en el botiquín o en ambulatorios fuera de las horas de trabajo.
    • La calificación de los accidentes no se realiza en base a criterios objetivos porque aun a día de hoy, no están regulados legalmente. Por lo tanto, la designación de la gravedad de cada accidente la decide el médico de la Mutua, teóricamente con criterio técnico, pero, a nuestro juicio, con criterios empresariales. Por lo tanto, no podemos llegar a conclusiones fiables en relación a los datos oficiales. Se observa que los accidentes laborales han sufrido un aumento en general, pero tenemos dificultades para analizar la evolución de los accidentes leves y graves.
    • En el último año está aflorando con fuerza un nuevo ejercicio fraudulento de las Mutuas: no admitir los accidentes traumáticos declarados y comunicados por las propias empresas. Hay ejemplos graves, como en los centros especiales de empleo, donde los accidentes traumáticos más evidentes no se reconocen como accidentes laborales. Para ello, las Mutuas hacen uso de la diversidad funcional de la persona trabajadora y alejan la lesión de la responsabilidad de la empresa. Este fraude, que es derivado como baja común, afecta al salario del trabajador o trabajadora y muchas veces se ven obligados y obligadas a solicitar altas voluntarias debido a la asfixia económica.
    • Siguiendo con el fraude ejercido por las mutuas, mencionaremos un caso de denegación de muerte laboral. Un trabajador de 42 años que realizaba labores de construcción en Lumbier el pasado 16 de septiembre falleció como consecuencia de las graves heridas sufridas tras la caída desde un andamio. Aunque inicialmente se gestionó oficialmente como accidente de trabajo, la Mutua obtuvo los datos de la autopsia realizada por el Servicio de Salud - Osasunbidea y se valió de ellos para negar el origen laboral del accidente calificándolo como accidente común. La praxis de la mutua pone patas arriba los principios de la prevención obviando la multicausalidad de los accidentes, ocultando con ello los riesgos derivados del trabajo e impidiendo la integración de medidas.
    • Estos y otros ejemplos demuestran que el absentismo denunciado por la patronal es una cortina de humo y que el principal problema son los riesgos laborales, los ries- gos que genera la patronal incumpliendo la legislación, con resultados dramáticos: 64 muertes y 102.000 accidentes traumáticos.
    • Los sindicatos contabilizamos 64 personas fallecidas por accidente de trabajo; mien- tras que la administración ha reconocido 47 muertes. Los gobiernos utilizan una se- rie de argucias para ocultar las muertes, ignorar a las y los trabajadores fallecidos en accidente de trafico, obviar las muertes no traumáticas, y no aceptar los accidentes traumáticos, como estamos viendo cada vez con más claridad.
    • Resumiendo: las mutuas tan sólo reconocen aquellos accidentes que no puedan negar usando cualquier resquicio para derivarlas a contingencia común, pudiendo utilizar cualquier excusa para negar el origen laboral de los accidentes. El resultado de este fraude es considerado como “dato oficial” por los gobiernos y la patronal se vale de la estratagema para ocultar el verdadero problema del absentismo, la pérdida de salud en el trabajo.

4. La influencia de los riesgos laborales en las muertes no traumáticas es innegable. El notable descenso de la incidencia cardiovascular en la población en los últimos años no ha tenido el mismo reflejo en el mundo laboral. Desde 2006 hasta la actualidad, en el Estado español el número de muertos por un infarto ha descendido un 40%, y en Hego Euskal Herria se podría pensar que la tendencia ha sido similar. Esto, en general, podemos decir que es consecuencia de tendencias más saludables en la vida. En cambio, la incidencia de infartos en la población trabajadora activa de Hego Euskal Herria mantiene las cifras de 2006. Podemos entender, por tanto, que los factores laborales como el estrés, los ritmos cada vez más altos, la presión, la precariedad, etc., influyen de forma significativa en este tipo de muertes.
5. La doble jornada de las mujeres tiene un impacto directo en la salud laboral. Las mujeres siguen siendo las encargadas del hogar y de los cuidados en mayor medida, con dobles jornadas, realizando tareas domésticas y de cuidado, además del empleo. La presión y el estrés suponen una pérdida de salud, y los problemas musculoesqueléticos también suben considerablemente en estos casos.
6. El 73% de los trabajadores y trabajadoras afiliadas a la seguridad social trabajan en el sector servicios y su número está en constante ascenso. A la vez que los servicios cada vez tienen más peso, la sociedad está cada vez más alejada del sector primario y realiza menos procesos productivos, por lo que los accidentes deberían tener una tendencia a la baja, pero no está siendo así.

LA SITUACIÓN INVISIBLE DE LAS MUJERES

Al presentar los datos derivados de los accidentes laborales podemos volver a caer en el riesgo de invisibilizar la pérdida de salud y las muertes de las mujeres y de las trabajadoras de los sectores feminizados. También cuando hablamos de salud laboral, debemos hacer un intento diferenciado de visibilizar la realidad de las mujeres. De hecho:

    • La mayoría de las enfermedades profesionales de los sectores feminizados no están reconocidas ni se tienen en cuenta: ya sean las relacionadas con tareas repetitivas, de carga y las que inciden directamente en el sistema musculo-esquelético, o todos los riesgos psicosociales asociados a trabajos de cuidados no declarados, con componentes emocionales muy altos. El nivel de enfermedad relacionada con el estrés es casi el doble en las mujeres (en comparación con los hombres). Esto, a su vez, se asocia con enfermedades del corazón, musculoesqueléticas, depresión y agotamiento (NIOSH 2018), pero la mayoría de las veces se tratan como enfermedades comunes, ya que cuando acudimos a las mutuas de patronales niegan sistemáticamente el origen laboral de estas enfermedades.
    • En 10 años, las enfermedades profesionales en las mujeres han aumentado un 44%, y esto sólo son las reconocidas, porque sabemos que son muchas más las no declaradas. Debido a las situaciones de precariedad que se dan y la negativa de las mutuas de las patronales a reconocer el origen laboral de las patologías, la realidad es mucho más grave.

A la hora de analizar el informe que nos ocupa, por tanto, será un elemento a tener en cuenta: la invisibilidad de la salud laboral de las mujeres.

ACCIDENTES DE TRABAJO MORTALES

Los y las trabajadoras contabilizadas en accidentes laborales en 2024 por los sindicatos LAB, STEILAS, ESK, EHNE-etxalde e HIRU ascienden a 64, de los que 38 se han producido en la CAV, 17 en Navarra y otros 9 son trabajadores vascos fallecidos en el extranjero o en el mar. Esta cifra recoge los accidentes mortales de los que hemos tenido conocimiento, pero podrían ser más.

De nuevo los datos confirman que la muerte por accidente es más probable en determinados sectores: forestal, industrial, transporte, construcción, agricultura, pesca, etc. A pesar de la normativa específica de algunos de estos sectores, la tasa de mortalidad es significativamente más alta. A pesar de que en los últimos años se ha ido adaptando la normativa de salud laboral para las actividades peligrosas, las tasas de accidentes siguen siendo muy altas. Detrás de los accidentes analizados siempre está presente el incumplimiento de la normativa por parte de la empresa.

También debemos tener en cuenta el alto número de muertes en el ámbito de la subcontratación. Una y otra vez hemos denunciado que debido a la subcontratación aumenta la precariedad y el empeoramiento de las condiciones laborales, y la garantía de la salud laboral no es una excepción. La subcontratación tiene como objetivo reducir los gastos de la patronal a costa de las condiciones laborales de los y las trabajadoras. Garantizar la salud laboral de los y las trabajadoras de las subcontratas es, por tanto, una de las últimas preocupaciones de la patronal.

Por otro lado, más allá de los accidentes traumáticos, las muertes “no traumáticas” tienen una presencia muy importante, son producidas por problemas cardiovasculares y representan el 30% de los accidentes laborales mortales.

Históricamente, tanto la patronal como la administración las han calificado como “muertes naturales”, pero a medida que pasa el tiempo y el conocimiento de los datos es más amplio, la relación con los factores laborales es cada vez más evidente. Son accidentes multicausales, en los que además de los factores propios de cada persona, también influyen los hábitos de vida. Entre los factores más importantes derivados del trabajo, el estrés y los riesgos psicosociales son el otro componente importante de esta realidad. En los últimos años no hemos mejorado, sino que hemos empeorado considerablemente. En la actualidad, tanto Osalan como NOPLOI reconocen los riesgos psicosociales como el primer factor de riesgo que sufre la clase trabajadora vasca.

En los últimos 15 años, las muertes por problemas cardiovasculares en todo el Estado español han descendido considerablemente, según el Ministerio de Sanidad. De 22.028 muertes en 2006 a 13.463 en 2021. En cambio, las muertes no traumáticas que se dan en el mundo laboral no han mostrado una tendencia a la baja, incluso han subido en ocasiones. Además, debemos tener en cuenta que sólo están contabilizados los fallecidos en horas de trabajo. El incremento del número de trabajadores y trabajadoras cotizantes no justificaría en absoluto ese número de muertes no traumáticas, sino que se compensaría en gran medida con esa tendencia a la baja que se está dando en el conjunto de la sociedad. Así, debemos señalar que la influencia de los factores de riesgo en el trabajo es evidente, cada año el estrés y los riesgos psicosociales están mas presentes, lo que repercute en el alto número de muertes no traumáticas.

En torno a este factor de riesgo, que supone el 30% de las muertes de los trabajadores, Osalan y NO- PLOI tienen un enorme trabajo pendiente. Deben intervenir en el control de los factores que influyen en el trabajo. No podemos permitir que, como se está haciendo hasta ahora, sean gestionadas como “muerte natural”, aunque lamentablemente las instituciones mencionadas siguen en esos esquemas.

Por número de trabajadores y trabajadoras, la silvicultura intensiva vuelve a dejar este año los datos más duros, 3 muertes y varios accidentes graves. Sigue demostrando año tras año que es el sector más peligroso. Hay unos 1.000 trabajadores y trabajadoras en esta tarea y la tasa de mortalidad sigue siendo muy alta. Las condiciones laborales son muy duras y el incumplimiento de la normativa de salud laboral por parte de la patronal está muy normalizado. El fracaso de los planes de recomendaciones que desarrollan anualmente OSALAN y NOPLOI alimentan la lista de defunciones. Este año, desde la intersindical hemos propuesto una batería de medidas a las Diputaciones de Bizkaia y Gipuzkoa, así como a las Juntas Generales de Gipuzkoa, tras varias iniciativas; hasta hoy no hemos recibido respuesta.

La situación del transporte también requiere una mención especial, ya que cada vez es más complicada. Las condiciones de los y las trabajadoras del sector se van endureciendo año tras año. Los mercados internacionales, sin ninguna medida de protección de los estados, empeoran las condiciones laborales, en ese sector y en esa profesión globalizada. En Nafarroa y Gipuzkoa el convenio sectorial está sin renovar desde 2008, con la precarización que ello supone. La renovación de los convenios es una de las medidas más importantes para mejorar la salud laboral.

El año pasado fallecieron diez personas trabajadoras en accidente laboral, este año 14. De ellos, 4 han sido calificados como accidentes “no traumáticos”, a menudo parados en el camión, cuando se encontraban en la cabina. Las largas jornadas laborales, los altos niveles de estrés, el trabajo sedentario, el control riguroso de la digitalización y la presión en el sector hacen del transporte un escenario idóneo para sufrir accidentes traumáticos o no traumáticos.

Destaca, por un lado, la edad de las personas. Casi todas tenían más de 50 años. El sector envejece, no hay relevo, no hay transportistas jóvenes porque las condiciones laborales no son nada buenas. Es necesario regular la edad de jubilación del sector desde el punto de vista de la seguridad, como se suele hacer en otros oficios, situándola en los 60 años.

Y que al producirse los fallecimientos no se intente reducir las estadísticas oficiales de accidentes laborales. Que la Administración no los considere muertes naturales o siniestros de tráfico por carretera. Son, claramente, accidentes de trabajo. Se producen cuando el o la transportista estaba trabajando.

El sector industrial ha dejado 19 muertes en lo que va de año, superando la cifra del año pasado. Como venimos denunciando en los últimos años, muchos de esos accidentes se producen porque no se cumple la normativa de máquina herramienta, este año 7 muertes. Un año más, se han producido accidentes graves por atropello y golpes, y todos ellos han sido casos de incumplimiento de la normativa de maquinas. La realidad es que nadie controla que la normativa se cumpla correctamente, en la práctica queda en manos de la voluntad de la empresa. Para hacer una comparación, no existe la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) en las máquinas, como ocurre con los vehículos. Esto conlleva que un número enorme de máquinas presentes en nuestro tejido industrial, no pasaría la ITV. Conclusión, el incumplimiento lo pagamos con nuestra vida.

En la industria también es reseñable la incidencia de los accidentes no traumáticos y su relación con el trabajo, tal y como se ha mencionado en el párrafo anterior.

La construcción ha dejado 11 muertes en Euskal Herria en 2024, el doble que en 2023. Así, los datos de 2024 interrumpen la tendencia a la baja que mostraban los de 2023. Los datos del año pasado mostraban un descenso en la mortalidad y no en el accidente acumulado del sector. Las muertes en la construcción suelen estar directamente relacionadas con las caídas en las alturas y en lo que va de año las caídas han dejado 11 muertes. La construcción, junto con la silvicultura y el transporte, se encuentra entre los sectores más mortíferos.

La agricultura y la pesca han dejado 5 muertes. En cuanto a la agricultura, un accidente se debe al vuelco de un tractor y otros dos, en desplazamientos por pistas de tierra a huertas del sur de Navarra. Detrás de los accidentes de tractores suele haber falta de mantenimiento, prevención y escasa formación, subestimando los riesgos de esta herramienta de trabajo. Los accidentes que se producen en el camino hacia las huertas tienen principalmente un componente la precariedad, vehículos no aptos, con un mantenimiento deficiente, en terrenos resbaladizos. Hace 3 años, un trabajador de las huertas del sur de Nafarroa falleció al ser atropellado por un coche cuando circulaba en bicicleta; como hemos dicho, el sector tiene la precariedad como principal factor de riesgo.

El número de trabajadores y trabajadoras fallecidas en las carreteras (in itinere/in misión) ha aumentado en 2024, hemos tenido conocimiento de 15 muertes. Muchos de estos accidentes se producen en Nafarroa, tal y como denunciamos el pasado 28 de abril con una acción en la Plaza del Castillo de Iruñea. La centralización que se da en Nafarroa genera un gran número de desplazamientos diarios, creando las condiciones para el gran número de accidentes laborales en carretera. La centralización obedece a una decisión política demoledora, que afecta a pueblos y valles, rompiendo el carácter diverso de la propia Nafarroa. Los sindicatos planteamos una batería de medidas para prevenir este tipo de accidentes, aunque no se haya dado ninguna respuesta por parte del Gobierno, hasta hoy.